Según el Consejo General del Notariado, en el año 2023 se registró la cifra récord de 56.108 personas que decidieron renunciar a sus herencias en España. Esto representa un incremento del 1,1 % en comparación con años anteriores y supone que se rechazan una de cada seis herencias.
¿Herencia envenenada?
Cuando hablamos de recibir una herencia, lo primero que pensamos es en heredar una cantidad de dinero o un piso en propiedad, pero en muchas ocasiones no es así. La principal razón detrás de las renuncias es la carga de deudas asociadas a estas, lo que lleva a muchas personas a declinar su derecho sucesorio para evitar responsabilidades financieras no deseadas. Hay casos en que las cargas hipotecarias son más altas que el valor de la propia vivienda, en el supuesto de inmuebles, por lo que se trata de una herencia «envenenada».
Ojo al apartado de impuestos
También hay que tener en cuenta el apartado de impuestos. Recibir una herencia implica tributar por el Impuesto de Sucesiones, una carga obligatoria que hay que pagar al recibir una herencia y que varía según la comunidad autónoma. Esta carga grava los bienes y derechos que recibe el heredero tomando como base el patrimonio neto de la persona fallecida, es decir, todos los activos menos las deudas. El gravamen es progresivo, personal y directo, porque recae sobre el patrimonio de los contribuyentes.
Antes de aceptar una herencia aconsejamos recabar el mayor número de datos e información sobre el fallecido y hacer consultas en las entidades financieras para ver el estado de las cuentas, depósitos, fondos, préstamos, etc., y es fundamental consultar en el registro de la propiedad todas las inscripciones que puedan afectar al patrimonio que recibe el heredero para tomar una decisión sobre la conveniencia o no de aceptar una herencia.