Garantías de cobro de rentas en los alquileres

 

Cuando se firma un contrato de arrendamiento básicamente se negocia el precio del alquiler, la duración del contrato, la fianza y el amueblamiento. El inquilino tiene el compromiso de pago de la renta normalmente dentro de los 5 primeros días de cada mes, pero en algunos casos no se cumple o incluso puede que deje de abonar varias mensualidades.

Para garantizarse el cobro de las rentas los propietarios tienen tres fórmulas a las que recurrir sino quiere tener problemas de impagos.

1.- Avales bancarios

El aval es un contrato por el que una persona física o jurídica garantiza o asegura el cumplimiento de obligaciones, asumiendo el pago de una deuda de otra persona si esta no lo realiza. Es una garantía que el propietario puede solicitar al inquilino para evitar el impago. Las entidades financieras, por prestar estas garantías a favor de los propietarios, cobran un porcentaje a los inquilinos que puede estar entre el 0,5 % y el 2 % del importe máximo avalado o mediante el depósito de un dinero.

2.- Seguros de impagos de rentas

Algunas compañías de seguros dan este servicio que consiste en asegurar a los arrendadores el importe de las rentas de doce mensualidades como máximo. El coste va en función de las coberturas aseguradas y suele estar entre el 4 % y el 5 % de una anualidad de renta. No se abonan las rentas impagadas hasta que no terminen los procedimientos judiciales y las coberturas son, como máximo, de doce mensualidades de las rentas impagadas, periodo que se queda corto en ocasiones, ya que la recuperación de la vivienda pude superar los dos años.

3.- Empresas especializadas en la gestión de alquileres

Los arrendadores suelen contar con estas empresas para que lleven la gestión completa de los alquileres: búsqueda de inquilinos, preparación de contratos, etc., por una cuota periódica mensual que oscila entre el 6 % y el 7 % del importe de las rentas. La ventaja es asegurar a los arrendadores el pago de las rentas y llevar la gestión integral. Además dan solución a los retrasos de los pagos que puedan producirse.

Independientemente de la fórmula que se utilice, es fundamental siempre pedir a los posibles inquilinos ciertos documentos un poco delicados, pero imprescindibles para que el propietario tenga cierta seguridad económica. Normalmente se solicitan las dos últimas nóminas y el contrato de trabajo de las personas que van a vivir en el inmueble. También se suele pedir el contacto de la persona propietaria del inmueble donde han vivido recientemente, para tener alguna referencia.


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